LAS CENTRALES HIDROELÉCTRICAS Y EL MEDIO AMBIENTE


El efecto visual sobre el entorno de la tubería forzada y los canales de derivación se puede corregir mediante su enterramiento y la revegetación posterior del área afectada por los movimientos de tierra. Una medida alternativa es pintar la tubería utilizando un color que permita su integración cromática en el paisaje. Otra medida de integración en el entorno es la revegetación de taludes y terraplenes. Lo más habitual es que las superficies que se quiere recuperar carezcan de tierra vegetal. Por ello, es necesario aportar una capa rica en materia orgánica que facilite el arraigo y desarrollo de la vegetación. A tal fin, se puede acudir a los acopios obtenidos en la deforestación del vaso o en la apertura de las canteras. También es imprescindible realizar una adecuada selección de las especies que se van a emplear en la revegetación, teniendo en cuenta el uso previsto del suelo, las condiciones del clima y del sustrato, y las características de las especies vegetales que se van a emplear.
En relación con el impacto sonoro sobre el entorno, los ruidos de las instalaciones hidroeléctricas proceden casi exclusivamente de los equipos productores de energía, principalmente de los elementos rotativos. Las medidas para reducir sus efectos se centran principalmente en el aislamiento sonoro del edificio que los alberga. Pueden emplearse paredes simples suficientemente pesadas o paredes múltiples. Y es necesario asimismo evitar las fugas acústicas que se producen a través de los vanos - puertas, ventanas, etc. -, defectos en juntas de albañilería, etc.
Existen también medidas de aislamiento que pueden aplicarse a la maquinaria o a las instalaciones para impedir la transmisión de las vibraciones a través del suelo y las paredes; y otras destinadas a lograr una buena amortiguación del ruido mediante el empleo de materiales y estructuras absorbentes del sonido.
En cualquier caso, las medidas de insonorización deben quedar integradas en la fase de proyecto y no deben interferir en la adecuación del edificio al paisaje, ya que, si bien un edificio de gruesos muros de hormigón, prácticamente desprovisto de vanos al exterior, permite lograr una buena reducción de los niveles sonoros, su impacto visual sobre en el entorno puede ser negativo.